6/17/2014

"SOBREVIVIR a un accidente Paracaidista" IºParte

14.06.14 Sobrevivir es ganar una nueva oportunidad de hacer las cosas mejor. Ya puede ser para ti, para tu familia, para tu empresa o para un puñado de desconocidos que nunca te imaginarías que llegarías a tenderles tu mano.

Esta es una historia de supervivencia, contada por alguien que a sus 22 años sobrevivió física y moralmente a un accidente paracaidista, pero que también había sobrevivido a una ruptura, a un sinfín de disputas familiares, a la adolescencia y que aún le tocaría sobrevivir a los préstamos bancarios, a la subida de precios, a más rupturas amorosas y a la perdida de familiares y amigos. Y sigue diciendo que:
Sobrevivir es una nueva OPORTUNIDAD para afrontar 
un nuevo día”
Aquella mañana fría de noviembre, nos tocaba volver a saltar desde uno de los aviones del 721 Escuadrón con base en Alcantarilla, Murcia. Era el año 2003 y pertenecía al Escuadrón de Zapadores Paracaidistas del Ejercito del Aire. Era un salto más, pero se convertiría en el salto “punto y seguido”.  
La rutina de cada salto no varía: sigues un protocolo y de él no te sales, haces las mismas comprobaciones una y otra vez y cuando ya las has hecho, se acerca tu compañero y las vuelve a comprobar por ti:

“Que importante es apoyarse entre compañeros”

La meticulosidad del material: el ritual del atalaje, la bolsa del paracaídas, la cinta del casco, los guantes, las botas bien ajustadas, la mochila correctamente compensada y amarrada, el fusil. Todo en un perfecto orden, afinado con los años, la experiencia y los miles de saltos de aquellos, que antes que yo, pasaron por aquel hangar de caballeros paracaidistas.

“Que bien preparado y que azares juega el destino”

Mis guantes, ya rotos del uso, los había cambiado por unos nuevos, bien reforzados y recios. ¿Quién me diría que algo tan simple me la pudiera jugar?, ¿Quién se espera que las rutinas se puedan romper con tanta facilidad con una variable tan simple? Pero los accidentes nunca suceden por un único factor. Y así fue.


"En pie y enganchen!.." La voz del jefe de salto es una de esas cosas que un paracaidista no sabe muy bien como llega a oírlas con tanto ruido, pero se escucha alto y claro. 


"Primer hombre a la puerta!". Y desde ahí, el primer hombre permanece a la espera de la orden de salto, son unas vistas espectaculares, un ruido ensordecedor y un sinfín de pensamientos personales que a cada cual le acompañan en ese momento...


"Salten!,Salten!,Salten!...". Unos pocos pasos detrás de tu compañero, preceden un momento de locura transitoria que te llevan a abandonar la aeronave por la puerta lateral de un avión en marcha a 1500 pies.

El tremendo silencio que se sucede, acompasa mentalmente le resto de pasos y comprobaciones: Nadie a mi alrededor, la campana sin pliegues ni roturas y directos a identificar la dirección del viento y la zona de toma. Todo marcha bien. A poco menos de 100m., echo mano del liberador de mi mochila para descolgarla y que tome tierra antes que yo, pero mi guante nuevo se escurre, está muy rígido y no puedo agarrar bien la cinta, lo vuelvo a intentar ¡pero no lo consigo! Es entonces cuando bajo la vista y veo que la tira está puesta a conciencia y requiere un poco más de fuerza para soltar el velcro: Necesito usar las dos manos.

A penas unos segundos, bajar la vista, tirar con ambas manos del liberador, volver a subir la vista y el tiempo, se ralentizó como en mi vida había sucedido: Iba directo a la campana del paracaídas de un compañero. En un instante traté de abrir mi cuerpo en forma de X, como nos habían enseñado, pero me metí de lleno. La campana me envolvió completamente y ambos bajábamos sustentados únicamente por mi paracaídas. Lo que había sucedido era que al soltar los mandos del paracaídas, este se reorientó con el viento y en pocos segundos cambió el rumbo de mi paracaídas interceptando la campana de un compañero situado por debajo de mí...


Puedes continuar esta historia en: "SOBREVIVIR a un accidente paracaidista" 2ºParte



Coach Personal y Piloto de mi Vida

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