4/22/2014

¿PODEMOS VIVIR sin WhatsApp?

22.04.14. Hace unos días, salió en los medios un Experimento Social en el que dos jóvenes, un chico y una chica de 29 años muy aficionados al móvil se sometían voluntariamente a una “desconexión-virtual”. Nada de teléfonos de nueva generación durante dos semanas y con ello, nada de publicar Estados en “Facebook”, ni seguir los “tweets” de amigos y famosos, nada de subir fotos con “Instagram” y por supuesto, nada de “WhatsApp”, únicamente  un teléfono de más de 10 años para estar “comunicados”. Que oportuna resultó esta noticia justo el mes  que llevaba 6 meses “desconectado” de  todo tipo de App´s. Ahora, he vuelto del exilio y estas son las concusiones que he sacado de vivir sin “WhatsApp”.
Dejar de usar Aplicaciones, ni mucho menos fue algo premeditado o algún tipo de Experimento de iniciativa propia. Como muchas historias graciosas, todo comenzó un buen día con un virus que atraviesa un móvil, que a su vez atraviesa un net-book y que comienza a cambiarlo todo como un energúmeno. Tras la batalla de recuperación, exhausto y fortaleciendo las murallas, la decisión que tomé a corto plazo fue: Mientras pueda gestionar los proyectos desde Navegador, veamos qué pasa sin App´s.  WhatsApp” desde luego, fue la principal afectada en este cambio de RUTINAS

¿Cómo viviría ahora sin ella?, ¿Qué sería de mí?, ¿Y qué sería de mis amigos sin mi!? ..
Y lo más preocupante,  ¿quién sería el valiente que me llamaría para saber como estoy!? Porque claro, llamar tiene coste y WhatsApp es “gratis” y lo que es gratis ¡ya sabemos como es!

Los días se sucedieron y todo hay que decirlo, la sensación general era de TRANQUILIDAD. Eso sí, el HÁBITO de echar mano del móvil cada cierto tiempo para revisar los mensajes estaba y  en ocasiones apretaba duro de verdad.

.- La primera ventaja que afloró de forma casi inmediata fue con mi familia, al desaparecer “WhatsApp” comenzamos a hablar más por teléfono y esto se agradeció. Hablar más suponía tener un contacto más cercano l os unos con los otros, permitía escuchar nuestra risa o un tono de cansancio, saber si había sarcasmo o ironía, sentir unas palabras de cariño o de añoranza. En definitiva una comunicación más plena.

Mi conclusión sobre esto fue que:  “Debe haber de todo”. Es cierto que en ocasiones, hay conversaciones escritas muy bonitas, prácticas y/o románticas pero también es cierto que una conversación de voz resulta mucho más natural y esto es necesario en cualquier relación.

.- Al suprimir de un plumazo la comunicación escrita, esos pequeños y no tan pequeños incidentes que solía tener a causa de los mal entendidos y las malas interpretaciones también desaparecieron. No sólo con mi pareja si no también con los amigos, los compañeros del trabajo, con el jefe...

"Cuanto daño ha causado un mensaje mal interpretado o mal redactado ¿verdad?"

Mi conclusión. Confirmaba algo que hacía tiempo que aprendí: “La comunicación no es perfecta”. Debemos asumir que se cometen errores, y estos pueden ser hasta cien veces más probables si es un mensaje escrito.

  .- ¿Se gasta más dinero sin WhatsApp?  No. Pura leyenda urbana. Todo depende de la tarifa que tenga cada uno. Desde el momento en el que me quedé sin mensajes gratuitos, comencé a gastar los minutos y s.m.s´s de los que disponía en mi tarifa y a su vez comenzó un proceso de reaprendizaje sobre mi nuevo consumo.

A medida que vi como cambiaban mis necesidades, cambié también mi tarifa y al hacerlo, salí incluso beneficiado  de las nuevas ofertas que había en ese momento.

Mi conclusión de esto es que: “Hasta con las tarifas de móvil se puede hacer de una Amenaza, una Oportunidad”.

  .- Mis premoniciones se cumplían, “ni el tato te llama” para preguntarte que tal estas. Esto es muy cierto. Sólo cuando coincides con alguien por casualidad, y justo después de que te reproche no saber nada de ti, decirte que “estas desaparecido” y que eres un c*** que no le contestas a los whatsApp´s, puedes explicarles que no lo tienes desde hace unos meses por un problemilla con el teléfono. Algunos no se lo creían, otros simplemente  alucinaban de que no tuviera WhatsApp, pero tras unos pocos segundos de silencio muchos me decían:

 “¿Sabes qué..? 
               ¡Pues que me parece genial, me tiene hasta las narices!!..    Qué tranquilidad no?"


 
La frase que más repetí durante un tiempo fue:


 “Si quieres saber de mí o me necesitas para algo, siempre puedes llamarme”.

Hablé con personas con las que hacía muchísimo que no hablaba y fue muy agradable la verdad. Cada par de días solía llamar a un amigo o un amigo me llamaba a mí y hablaba más con mi familia.
“Las herramientas no son ni buenas ni malas”, un arma no es mala ni buena, sólo el uso que se haga de ella determinará lo uno o lo otro.

.- Cuantas veces me hubiera gustado poder enviar una foto o un video a alguien. Con las herramientas de nueva generación disfrutas de ver, oír e INTERACTUAR CON EL MUNDO en tiempo real, lo que viene a ser enviar y recibir imágenes, video, audio, texto o una combinación de todas. Con una llamada telefónica, parece que la comunicación baja de intensidad, únicamente oyes e interactúas con una sola persona en tiempo real.

Esto se puede compensar a la antigua usanza desde el ordenador, pero aun así sucede tanto de lo mismo. Uno quiere comunicarse con el mundo en cualquier momento, a cualquier hora o de cualquier manera, no quiere tener que esperar a llegar a casa para conectarse al mundo y enviar aquello que quería, si es que sigue teniendo ganas de hacerlo, tiene la misma gracia o se acuerda si quiera. Parece una pérdida de tiempo, dar pasos atrás, pero a todo se vuelve a acostumbrar uno.

Mi conclusión de esto es que: Aumentar dimensiones de  comunicación da mayor sensación de cercanía, seguridad y comprensión. Reducir dimensiones, genera cierta impotencia y sensación de incomunicación”. Es una cuestión de hábitos en el uso de las herramientas.

                  
 "Pues no habremos  entregado trabajos a mano en el cole ¿verdad?"

.-   ¿Y en el Trabajo? Como es una herramienta gratuita, sencilla y que la tiene “todo el mundo”, ¿porqué no aprovecharla para estar todos comunicados, no? Aparentemente resulta muy útil y práctico, pero sólo estando fuera, uno percibe que puede ser una fuente de conflictos y de estrés bastante grande.
Con la práctica de tantos meses, no tuve ningún inconveniente en decir que no usaba WhatsApp cuando llegué a mi nuevo puesto en la empresa. Estar desconectado, no sólo supuso perderme cierta información relevante del trabajo, según me contó otro compañero también recién llegado, si no también, cientos de mensajes diarios sobre debates y protestas de los temas más variados.

Mi conclusión sobre esto es que: “Nadie debería sentirse obligado a usar WhatsApp en su entorno de trabajo. Pertenecer a un grupo, o que te agreguen, es mantener un lazo las 24 horas del día con lo bueno y con lo malo de esa parte de tu vida.


  Seis meses después, vuelvo a vivir con “WhatsApp”. Vuelvo a estar conectado y seis han sido las principales lecciones que he querido compartir con vosotros de esta experiencia y muchas las lecciones que he aprendido de ellas para paliar los efectos del estrés por exceso de nuevas herramientas. Muchos os habréis sentido identificado con algunas y otros tendréis un punto de vista distinto, por ello, os invito a compartir vuestra opinión al respecto para que entre todos ampliemos nuestro conocimiento en esta nueva ciencia de la comunicación que no para de crecer cada día. Crece tan rápidamente que tengo la sensación de que en ocasiones no tenemos o no queremos invertir el tiempo suficiente en asimilar todo lo que manejamos.


Las nuevas tecnologías de la comunicación son herramientas que deben mejorar y facilitar nuestra relación con el mundo, ni más, ni menos que eso. Son herramientas que se dejan en nuestras manos muchas veces "sin un prospecto de utilización". 

Recomiendo el video: “Yo tb tq” de escasos 5 minutos que resume algunos de estos puntos de forma muy acertada.



La noticia que mencionaba al inicio de la Entrada la podéis leerla haciendo clic Aquí. 


Coach Personal y Piloto de mi Vida

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